Crónicas

Análisis sobre los discursos de odio en redes sociales

Arte por: Milagros Pico | @milagros.pico

Por: Julieta Blanco | @blancojulietablanco

Uno de los virales del mes en la Argentina fue un video de Viviana Canosa (conductora de televisión y periodista del país) opinando sobre una foto en la que vemos un varón trans embarazado junto a su pareja mujer. Sobre este video ella afirma: “No me parece natural (...) Me parece mucho, y además se cagan en las mujeres, yo no tengo ningún derecho como mujer, me parece antinatural, un hombre embarazado, porque pienso en el egoísmo (...), no le puede dar la teta un varón con barba, voy a traer un psiquiatra para que me explique” … Mientras tanto, su compañero, habla y confirma su visión llamando a esto: la “tiranía de las minorías”.

Algunas preguntas que me surgen, teniendo en cuenta que hay programas de V. Canosa distribuyendo este tipo de contenidos basados en mensajes de odio hacia algunos colectivos, es, ¿Cómo se forman y circulan estos mensajes y qué tipo de audiencia desea consumir esta información? ¿Afectan estos discursos a las transformaciones sociales de largo plazo que plantean los feminismos? ¿Cercena los derechos de las mujeres y disidencias a la hora de que las personas elijan sus representantes?

En el artículo llamado Discursos de odio online hacia los feminismos en Argentina (Rev. INADI), escrito por Paola Zubban y Hugo Rabbia, ambos politólogos, afirman: “Internet se ha transformado en un vehículo para diseminar, movilizar y crear una identidad colectiva viable para los movimientos de odio en general. En efecto, este espacio, mayormente desregulado, se presenta hoy como el territorio de avanzada para el odio, la misoginia y las hostilidades por razones de género”.

Siguiendo a Natalia Aruguete: “En las redes sociales nos relacionamos de manera más emocional que racional” - (Infobae), esto hace que nuestra visión del mundo subjetivo, acompañada por los algoritmos que se adaptan a nuestra medida, nos hagan ver lo que “deseamos” y queremos ver, no pudiendo acceder a otras maneras de pensar, generando así burbujas de filtros de información. Una de las consecuencias de esto suele ser la organización de personas en torno a mensajes que pueden estar relacionados con el odio de un tipo de población, sin ningún tipo de filtro o moderación por parte de alguna entidad, ya sea de la web, ya sea del estado o de la sociedad civil. Uno de los peligros del funcionamiento de las redes sociales, entonces, podría ser una fuerte intolerancia a que grupos, como por ejemplo el de mujeres y disidencias, puedan avanzar en sus conquistas de derechos.

El caso Unga Unga Army

Un ejemplo de este tipo de comportamiento es Unga Unga Army, un grupo de extrema derecha antifeminista que cuenta con más de 200 seguidores en Telegram, y busca acosar y suspender cuentas de Twitter con contenido feminista, llegando a amenazar a personas que se identifiquen como tales. Si buscamos en Twitter con el hashtag Unga Unga Army, pueden aparecer videos como estos:

O estos:

Según el artículo, “El antifeminismo moviliza a la extrema derecha en Occidente”, publicado por Cecilia Milesi en Open Democracy: “Las organizaciones de derecha están ganando más adeptos y globalizando sus ideas y acciones, estableciendo plataformas de solidaridad utilizando plataformas de comunicación digital y redes sociales. La investigación ha demostrado que muchos extremistas de derecha ya no se limitan a ser nacionalistas estrechos, sino que se imaginan a sí mismos como participantes en una lucha internacional contra un enemigo global, incluidas las feministas ”. 

A mi parecer, es muy interesante para entender cómo se reproducen estos mensajes cuando usamos el concepto que Aruguete llama “cámara eco”. Las redes sociales funcionan como un reverberador de los mismos mensajes en los que los usuarios creen y buscan. Así es como se generan burbujas informativas que se van retroalimentando entre sí. 

Esta situación es muy notoria en los grandes conglomerados urbanos. Cuando nos subimos al transporte público, siendo el subte un gran ejemplo de lugar cerrado con mucha gente, cada persona va scrolleando su celular con su tipo de contenido particular. Y, voy a decir la verdad: me gusta mucho chusmear qué consumen las personas en sus celulares, siempre con cautela y preparándome para ver cosas que a mí, seguro, no me van a gustar. 

Como dice Cecilia Milesi, fundadora de un espacio de cambio social llamado Global Change Center, “para todo este activismo extremista, Internet es el campo de batalla. Las investigaciones y los artículos están haciendo sonar las alarmas a medida que se hace evidente que, lo que se llama ‘la manosfera’, se está convirtiendo en un espacio vital para que los hombres organicen acciones radicales de derecha contra las mujeres y los grupos, incluidos los inmigrantes y las personas LGBTQ”.

Consecuencias de los discursos de odio

Ahora, ¿podemos decir que este espacio virtual que prolifera en mensajes de odio tiene, a su vez, consecuencias reales para los cambios políticos que, de hecho, perjudican a grupos como las mujeres y disidencias?

Un ejemplo clarísimo y actual para pensar en la verdadera consecuencia de esto es el reciente giro antiaborto en Estados Unidos, que hecha luz sobre los grupos antiderechos cristalizados en Texas Right for Life en el que se empezó a alentar que las personas que estén por realizarse un aborto en las clínicas legales de su estado sean denunciadas en el sitio web, sin mencionar, las imágenes de gente esperando afuera del sitio de intervención de salud para escrachar a las mujeres que fueron a cumplir con su derecho. Las imágenes que vemos en el video Anti-Abortion Protestors (and The Peo ple Who Protest Them) de la plataforma de contenidos VICE, ilustra clarísimamente como funcionan este tipo de organizaciones. Lo llamativo de estos videos es que hay muchos hombres cis al frente de estas luchas y manifestaciones, lo que nos da para reflexionar quién está decidiendo, sobre la apropiación de la subjetividad de los cuerpos de las mujeres por parte de los grupos tradicionales de poder.

¿Por qué insistir en el tema de los discursos del odio?

Porque estamos hablando de mensajes de intolerancia y de discriminación. En la web de Anti-Defamation League, podemos ver un gráfico muy esclarecedor para comprender la consecuencia de estos discursos: la pirámide del odio.

Vemos que la base de la pirámide está hecha de “Actitudes basadas en estereotipos”; vinculadas a los estereotipos y la justificación de los prejuicios, retomando a V. Canosa con su frase “no me parece natural (...), no le puede dar la teta un varón con barba, voy a traer un psiquiatra para que me explique”. Que, acto seguido, conduce a la segunda parte de la pirámide, el acto de prejuicio, resultando en micro-agresión a una identidad sexual y de género legítima. Como bien se sabe, en ese programa de televisión se ejerce la discriminación sistemática, reforzada por los panelistas que eligen para acompañarla. De allí a la violencia motivada por prejuicios y la punta de la pirámide, el genocidio, hay simplemente dos pasos más arriba. No quiere decir que este camino sea unívoco y estrecho y necesariamente consecuente, pero sí, el genocidio está amparado y sustentado en una base de odio y prejuicio generalizado. Entonces, en este sentido, no solo los mensajes de odio tienen consecuencias concretas para las poblaciones afectadas, sino que también, derivan en grave y sistemático peligro para la vida de las mismas. 

Me parece fundamental la lectura de la siguiente guía para detectar mensajes de odio en redes sociales: “El discurso antiderechos en el espacio digital: 6 elementos para distinguirlo”. Una de las ideas fuerza más importantes es la siguiente: “Quizás el elemento más característico tanto del discurso de odio como de su pariente cercano, el discurso antiderechos, es que narrativamente se construye una dicotomía esencial que estructura el mundo en dos grupos: un «Otro» en oposición a un «Nosotros». A la otredad tienden a asignársele características negativas, mientras que al grupo de pertenencia se le asignan características positivas. Adicionalmente, puede llegar a utilizar palabras con fuerte carga ideológica para reforzar estas ideas: eufemismos, disfemismos o dog whistles para reforzar este encuadre binario y parcial del mundo”. 

Némesis Mora